Crucero. [ Privado con K y Sanada] No, no es un trío.

Admin Cantidad de envíos : 93 Fecha de inscripción : 16/02/2009

Afortunadamente era fin de semana, entre todo el ajetreo del mes nació la ocurrencia de unas merecidas vacaciones, mismas que fueron elaboradas por 3 personas que curiosamente... No tenían ni un ápice de sus seres en común.
Pero el viaje resultaría prolongarse hasta una semana, así que dependía del esfuerzo por llevarse bien de parte de todos, de lo contrario podrían suceder cosas fatales.

Desde que había empacado imaginaba una de esas cosas en su mente, con un cinismo tan puro que la hacía sonreír:
En medio de su sueño, se escuchaban agitados golpes en uno de los salones más grandes del crucero, la gente corría despavorida y las alarmas contra incendios no tenían límite.
- ¡Capitán! ¡Estamos a punto de hundir- glu glu glu... !
Una carcajada pícara escapó de ella cuando el agua literalmente cruzó por su mente en el final de su cómica historia, hechándose el bolso naranja al hombro y calzandose unas sandalias modestas, atusó los lentes de sol a su rostro y con un sombrero de paja caminó hacia el crucero.
Su apariencia parecía tomarse el tema con poca seriedad, puesto que sólo vestía un simple vestido blanco y cargaba con un pequeño flotador de dona rosa bajo su axila derecha.
Abordó sin siquiera esperar a sus dos intrépidos compañeros de viaje, y es que simplemente no podía esperar a ver por dentro el inmenso crucero de reluciente blanco, ambientado con un intenso sol y a la espera de las saladas aguas azules, tenía tantos pisos que no podía contarlos con facilidad y tenía una altura titánica.
Como se iba a divertir en él.

6 a.m, suena una alarma, de esas estridentes que no quieres escuchar porque sabes que es día de trabajo, estudio y por demás, de no hechar pereza. Pero este no era el día, ¡ERA SÁBADO!, glorioso día después del viernes de juerga y antes del domingo de pereza, posiblemente el mejor día de cada semana. K, un muchacho normal, con una vida normal, con costumbres normales y una mente... anormal; No es que sea justamente un ejemplo a seguir, es perezoso, sarcástico, criticón, casi siempre aborrece que gente ande cerca suyo, prefiere andar solo en todo el sentido de la palabra, pasa su tiempo frente a la pc, ya sea viendo videos estúpidos o hablando por msn con un o dos personas cuanto mucho, no es popular y la idea no es algo que lo desvele, en fin, su vida no será la mejor, pero es suya y con eso le basta... ahora volvemos a la alarma.- Ah, rayos... estúpida alarma del... ¡Joder!, el crucero.- Dió un brinco, eran más de las 8 a.m y la cita era justamente a esa hora, el crucero zarpa a las 9 en punto y no esta cerca el maldito puerto, esas birras de la otra noche le habían costado, se bañó tan rápido como pudo, empacó lo primero que vió en su maleta de mano: una pantaloneta, tres camisetas, 5 boxers, 2 pares de medias y el desodorante. Luego, sin peinarse, se puso un pantalón de sudadera, una camisa polo gris claro y se bañó los dientes en tiempo record. - Uff... esto es para guiness, me he sabido arreglar en 20 minutos, soy el fucking crack.- Dicho esto, partió hacia el dichoso puerto, comentarios así sólo podían suceder cuando estaba solo, o sea casi siempre, porque de resto se limita a hablar con los demás, les deja decir cuanta cosa quieran para así comprobar que no son divertidos y evitarse dirijirles la palabra, excepto con este par de personas con quienes había pactado las vacaciones, un muchacho que le caia bien, normal, nada superdotado y ella... oh sí, ella... ella... ella... pues sí, ella.

Cantidad de envíos : 10 Fecha de inscripción : 26/02/2009

Es un lindo día como para no permanecer despierto, y mejor aún si van a pagarme unas merecidas vacaciones...

- Exclamaba en un tono ameno de voz aquel par de oraciones, mientras que somnoliento, endeble y manteniendo pasos largos y desmañados, transitaba por la acera que yacía a un lado del puerto. Vestía una chaqueta y pantalones de matices azules que hacían juego con su corbata de seda roja y su camisa blanca, atavíos que se acoplaban perfectamente a la figura esbelta de aquel holgazán y que al paso de la brisa marina, se mecían hacia un lado con suavidad. Entre sus pertenencias sólo destacaba un aparentemente valioso reloj de plata, de bolsillo, que atisbaba de forma esporádica conforme se aproximaba a un inmenso y lujoso crucero. Su objeto de defensa, una espada, habría sido refugiada en un basurero adyacente minutos atrás. Miles de pensamientos y fantasías divagaban en su mente al imaginar su estadía en aquel paraíso, degustando del buen clima y de las exquisiteces que podía ofrecer tan enorme lujo en altamar. Sin darse cuenta y antes de que sus párpados se cerrasen por completo, había alcanzado su meta, permanecía de pie a unos pasos de uno de los mayores placeres de su vida.-

Supongo que mis compañeros me facilitarán la entrada una vez esté dentro del barco.

- Una vez más, se expresaba en voz alta al mismo tiempo en que su cuerpo guiado por la inercia de sus deseos le encaminaba dentro de aquel navío, buscando en la cubierta de este, a cualquiera de sus conocidos que pudiese entregarle el permiso de ingreso a un mundo de deleites que hace mucho ansiaba por experimentar, siendo custodiado de cerca por los empleados y marinos que permanecían a bordo de la embarcación.-

Admin Cantidad de envíos : 93 Fecha de inscripción : 16/02/2009

Las escaleras comenzaban a resultarle eternas, demasiado juntas e incluso estrechas para abordar sin que su poca paciencia hiciera gala en el momento, pero se esforzó en conservarla.
Al llegar a la puerta en dirección a los camarotes de primera clase, entregó 3 sobres al encargado de recibir los boletos, el cual de seguro ya habría sido informado de la visita que los 3 jóvenes harían en el crucero elaboradas por supuesto por cuenta propia.
El encargado le entregó 6 llaves para el gran camarote asignado para los 3, cuando le terminó de explicar la ubicación del mismo se despidió con una sonrisa a medias y continuó con pasos mudos por un pasillo cuyo suelo se encontraba tapizado por una alfombra azul marino, cientos de personas de apariencia adinerada presumían sus costosos equipajes mientras ella transitaba con desdén hacia lo que sería su camarote, no le interesaba ir a la cubierta a despedirse de personas que ni siquiera conocía, ya tendría mucho tiempo para observar el mar.. demasiado tiempo.

Apretó las correas de su bolso mientras buscaba con la vista el número de la suite, 325 .. 325 .. Sus pasos se aceleraron impacientemente hasta que por fin se detuvo frente a una puerta con el mencionado número grabado, ¡Victoria! pensó entusiasmada e introdujo una de las llaves para abrir rápidamente la puerta del camarote, que lucía una espléndida alfombra roja y muebles rústicos y finos de madera, tapizados por estampados variados en verde y dorado, una espléndida convinación para una reunión de todo tipo de gustos.

A la derecha una barra separaba la cocina que parecía estar dotada con sus propios elementos, copas, juegos de té, electrodomésticos apropiados y una gran fila de botellas de las más exquisitas delicias alcohólicas digna de los reyes, una gran selección por supuesto.

A la izquierda una gran sala ocupaba lugar, rodeando un gran televisor de pantalla plasma enmarcado por un mueble que sostenía algunos juegos, películas, e incluso gran variedad de discos y un enorme sistema de audio con bocinas del tamaño de la mitad de su cuerpo.

Al frente se encontraba un pasillo que terminaba con una amplia ventana hacia el exterior, dividiéndose en 4 ramificaciones que supuso que serían las habitaciones, de seguro equipadas con su propio baño, y así con la completa posesividad y confiando en que el encargado de los boletos informara a sus acompañantes del número de habitación, arrumbó sus cosas a un sofá y corrió a inspeccionar las habitaciones.

Tomó el auto bus, porque así es el proletariado, poco taxi, poco auto propio y mucha, pero mucha paciencia con eso del transporte público, mal de todas partes pero no importa, el caso era que estaba ya en el puerto, recordando el número de muelle... que no tuvo que hacer porque el barco era enorme, más grande que cualquier cosa que flotara que hubiera visto en su vida- Ah bestia, esta cosa es muy grande, bien decía Freud eso de la compensación, pobre hombre, debe ser minúsculo... -Recitó en su fuero interno mientras caminaba hacia el muelle de embarque, el elitismo desbordaba por todas partes, personas con maleteros propios, coches caros, niños por ahí revoloteando, pocos pero al fin y al cabo niños, pequeños monstruos con exceso de mucosa y demasiada energia como para librarse de ellos fácilmente, no podrían entender los comentarios irónicos de alguien adulto, paciencia, armarse de valor y subir porla escalinata. Uno de los empleados del crucero se pone en el camino, le mira de pies a cabeza y luego dice:-Caballero, usted ha de ser el invitado de la Dama, por favor, sígame - Dió media y emprendió camino, K, tranquilamente le siguió mientras se preguntaba qué era lo que había mirando en él, entonces preguntó- Te gustaron mis zapatos, ¿verdad?, si quieres te digo dónde los compre, bueno... eso si es que puedes bajar de este barquito de papel- El empleado rió discimuladamente, negando con la cabeza.- No, no es eso, es que me sorprende que alguien con un estilo tan sencillo como usted esté acompañando a alguien como... -Se reprimió a último momento, tal vez consciente de la imprudencia y su aire descortéz en el comentario- Ah sí, eso me dicen todos, pero es que ella da pie para hacer reir, créame, es todo un derroche de comedia, esa mujer en sí misma es una broma, podría decir que le da sentido a mi existir... jmjmjm -Sacó un billete de buena denominación y lo puso en la mano de aquel sujeto al momento de dejarlo frente a la puerta del recinto- Hey, necesito una guía o algo, no quiero parar en el baño de mujeres por accidente - El sujeto asintió ante el comentario y se retiró del lugar, por su parte K hizo lo propio, entró al recinto, no reparó demasiado en detalles porque la opulencia no es uno de sus gustos, miró a la mujer rondando por ahi y entonces, finalmente , dijo algo con tono serio- No traje pastillas para el mareo, ojalá tú tengas bolsitas porque no voy a pasar vergüenzas si te mareas y haces estragos, ¿estamos? -Concluyó, mientras la miraba con su aire descomplicado y libre de tensión.

Cantidad de envíos : 10 Fecha de inscripción : 26/02/2009

- Impertérrito y con una sonrisa adornando su semblante, recorría lo holgado y espacioso del lugar donde se encontraba, manteniendo ambas manos al interior de los respectivos bolsillos de su pantalón azulado y regocijándose con el aire del mar, inspeccionaba con su mirada cada minúsculo fragmento propio de aquel barco. Abriéndose paso con ahínco y un caminar despreocupado entre los individuos adinerados de aquel barco, descendía por unas largas y suntuosas escaleras con lentitud, pisando con firmeza cada escalón con su calzado hasta incorporarse junto a un grupo de personas en un vasto y opulento casino; aquel, ofrecía todo tipo de juegos azar, desde los clásicos naipes hasta las máquinas que ponían a prueba la ventura de los jugadores, acompañado todo esto, de un magnífico juego de luces y una música acorde a la ocasión. Revisó sus bolsillos escrupulosamente, sus dedos acariciaban aquella tela buscando cualquier instrumento de valor que pudiese permutar por una oportunidad en esas maquinas. Un par de piezas de oro, fue todo lo que estuvo a su alcance, meditó un segundo antes de aproximarse al encargado, sabía que existían ciertos parámetros de tiempo y coordinación en eso juegos, así que tras haber intercambiado su escazo dinero por una mísera ficha, se dedicó a observar el juego de los acaudalados que acudían a los artilugios, donde en algunos era articular a la mujer desnuda, y en otros, "777". Visualizó silente la técnica y desempeño de cada ser que derrochaba sus riquezas en el juego, fue lo suficiente como para cerrar sus ojos un instante, cubrir el azul de sus ojos con sus párpados y decirse a sí mismo en voz alta.-

Es tu momento, Sanada, no lo arruines...

- Tomó asiento sobre uno de esos artificios desocupados, se acomodo sobre la silla y su respaldo y lentamente introdujo aquella placa metálica en la ranura, jaló de una palanca y los pictogramas del juego comenzaron a pasar con velocidad ante sus ojos, pero no lo suficiente como para poder vencerlo en este tipo de desafíos, ya era lo suficientemente experto como para poder subyugar a la maquinaria, y la velocidad y reflejos siempre han sido su fuerte. Con agilidad y sin desperdiciar tiempo alguno, presionó el botón de detención en 3 ocasiones, acertando con éxito y relativa facilidad, un par de fichas caían de aquel instrumento, recogía una, y reproducía nuevamente los mismos movimientos, haciéndose de una pequeña fortuna mientras llamaba la atención de los presentes, y los guardias de seguridad encargados de fiscalizar el boleto de ingreso, aún ausente en él.-

Admin Cantidad de envíos : 93 Fecha de inscripción : 16/02/2009

.. No era posible.. Definitivamente no podía serlo..
.. Sólo había una habitación..

Contempló la única habitación con una enorme cama en forma de media luna completamente perpleja, de hecho todavía no separaba los dedos del picaporte gracias a la sorpresa.. Eso debía ser un error.. "Una habitación relajante para dos acompañantes y yo, porfavor.." ¿¡Qué demonios habría pasado por la mente del vendedor de boletos en ese momento!?
Tal vez era el efecto de la emoción, sí, eso debía ser.. Abrió la puerta a lado de la mencionada y pudo ver que daba acceso directo al gigantesco baño con ducha, jacuzzi, y un sin número de objetos necesarios para un bien abastecido spá...Y ahora resultaba que las otras dos puertas eran nada más y nada menos que un gran closet y un pequeño balcón que conducía a unas escaleras a la cubierta.
Definitivamente se encargaría de fusilar al vendedor cuando el viaje terminara.
No podía devolver los boletos, no si ya habían abordado.. Pero con suerte los chicos llegarían tarde o alguno de ellos se rompería la pierna camino al muelle.. Esperó tener tanta suerte.
Pero alguien giró el picaporte de la puerta principal .. ¡Ay Demonios! Era él.
La última persona en la tierra con la cual compartiría una habitación, una casa, una mansión .. Y ahora tendría que compartir .. ¿¡La cama!? ¡Primero muerta! .. Y tenía que llegar justamente con ese saludo tan amargo.
- Vaya, ¡Y yo que esperaba que perdieras el viaje!
Le dijo a manera de reclamo girándose hacia él, tenía todas las puertas abiertas y una mano en la cintura para adoptar una actitud mucho más exigente, se encontraba demasiado molesta.
- Escúchame bien, sólo hay una habitación .. Supongo que sabes lo que significa eso ..
De repente, sus labios curvaron una tierna sonrisa y sus dedos se entreenlazaron frente a su propio vientre como una joven colegiala que recibe a su novio para una sesión entera de jugueteos íntimos y carnales.
Caminó hacia él y a poca distancia su rostro se convirtió en una lúgubre expresión que representaría el infierno eterno si se atrevía a contradecirla.
- Dormirás en el pasillo.

-Cargaba la maleta de mano, más morral que otra cosa, en su hombro derecho, sosteniendolo con la mano del mismo costado, no tenía nada extraña su ropa, además del estilo que ostentaba, no resaltaba demasiado, le saludó, notó las puertas abiertas imaginandose lo que pudo haber pasado, entonces ella le saluda, luego le comenta y por último le ordena algo... cosa que él, por supuesto, haría sin vacilar... burlarse ¿que más?- ¡Ja!... claro, ahora mismo iré a dormir al pasillo... pero espera, son las 9 y tanto de la mañana, no es hora de dormir. Pero no, en serio, me causa gran tristeza no poder dormir en la misma cama que tú, tienes malas costumbres y duermes en posturas raras, definitivamente ni loco dormiría contigo y sí, tienes razón, el sillón es un buen sitio para dormir, me quedo allí, que el otro, si es que aparece, logre un acuerdo contigo para repartir la cama como les parezca. -Lanzó la mochila sobre el sofá, a pesar de lo orgullozo que era no podía ser tan ingenuo, gozaba más con la indignidad de ella al tenerla durmiendo en lamisma sala de estar que lejos, en otro camarote, dinero no le faltaba y además venía a relajarse, burlarse de ella era una manera efisciente y barata de lograrlo- Vamos, gózalo, relájate y ... no sé, mejor no te pongas traje de baño, mira que hay mujeres atractivas a borodo y no queremos lidiar con tus bajas de ánimo, autoestima ante todo, autoestima. -Puntualizó sin demora, alzando el dedo índice derecho para enfatizar la idea, le miró mientras sonreía para que se lo tomara con calma, le siguiera el ejemplo que bien estaba dando- Vamos, salgamos a buscar a ése muchacho, puede perderse o no puede meter en líos y... nadie más que yo tiene ése derecho. -Se levantó del sofá caminando hacia la puerta por donde había entrado, invitando de paso a la mujer a seguirle-

Cantidad de envíos : 10 Fecha de inscripción : 26/02/2009

- Sólo pasaron un par de minutos hasta que se percató; estaba rodeado de los más reconocidos próceres y dignatarios del país, dos jovencitas masajeaban sus hombros y susurraban palabras de apoyo y promesas a sus oídos, él no escucha, no sentía. Sus 5 sentidos se encontraban focalizados en su totalidad en la secuencia de imágenes que hacía girar la máquina frente a él, la misma que le ha estado obsequiando su riqueza desde hace algún tiempo ya. Sus pupilas se hayaban dilatadas a su máxima expresión y albergaban cercana a la iris una lumniscencia característica que se presenta ante este tipo de eventos, la que germina del albur. Los magnates aladeños a las máquinas le otorgaban profundas caladasa sus cigarrillos, exhalando el humo tras aquel movimiento directamente hacia el joven, quien inmutable y siendo apoyado hasta por los mismísimos sujetos que tenían por misión arrojarle fuera del barco, continuaba su exitoso juego. Una gran cantidad de pequeñas piezas metálicas caían de los bolsillos de su chaqueta, había colapsado el espacio, tal cual sucedió con el de su pantalón y el de sus zapatos, era rico, quizás seacercaba a un ápice de la fortuna de aquellos acaudalados que a regañadientes envidiaban su buena suerte.-

¡Muy bien, vamos por otra buena cantidad, seré tan rico que podré comprar este barco!

- Gritaba con un poco de fuerza enloqueciendo a sus compañeras, las cuales enloquecían al saber que su posible futura fortuna aumentaba, mientras que él, seguía ciego y vicioso atrapado en el juego, maquinizado sus movimientos y su voluntad entregada a la máquina. Sus ojos yacían abiertos hace bastante tiempo, cerrarlos no era una opción, el más ínfimo descuido podría arruinar su juego, y con él, su nueva compañía y atmósfera de gloria desaparecerían, quitándole valor a lo fastuoso obtenido en el casino. Por ello, y con los capilares de su visión irritados, continuó cual máquina fuese con su labor, olvidándose de la falta de su boleto, tal cual los cobradores lo han hecho.-

Admin Cantidad de envíos : 93 Fecha de inscripción : 16/02/2009

Poco a poco se arrepentía de haberlo invitado, era como un creciente remordimiento que se transformaba en una silenciosa ira dentro de sí, tan fastidiosa que lo único que podía hacer era respirar tranquilamente, no debía sucumbir a las insistentes tentaciones ajenas que sólo conseguirían divertir más su oscuro humor, aquel que muchas veces había provado anteriormente.
Deseó devolver todas las acusaciones que lanzó en su contra, decirle lo fastidioso que era oírlo roncar algunas veces, las múltiples ocaciones que deseó meterle un calcetín en la boca o que no necesitaba su opinión para decidir si usaba un traje de baño o no, pero guardó silencio y respiró profundamente antes de apretar los puños y salir del camarote a paso apresurado, nunca había sido buena en ocultar su enojo en cuanto a sus expresiones o movimientos.
- Simplemente.. No te acerques a mi habitación cuando duerma, ya me encargaré de Sanada.
Salió y se encaminó a las escaleras más cercanas, aquellas que estaba dispuesta a subir antes de escuchar un montón de murmullos y un elaborado tumulto de adinerados.
Motivada por la curiosidad se filtró entre las personas hasta el núcleo de la multitud, donde las monedas de Sanada llamaban su atención más que cualquier otra cosa, era una cantidad realmente suculenta.. No debía desperdiciar la oportunidad.
- ¡Ah! ¡Estabas aquí!
Alejó con un movimiento a las chicas que lo único que deseaban era aprovecharse del dinero, y rodeando los hombros de Sanada con un brazo marcó su posesividad en el chico a vista de todos, que ejecutaron un murmullo a manera de queja, quizás también ellos deseaban aprovecharse.
- Veo que has obtenido bastante.. Pero todavía puede ser multiplicado.. Es excelente que almenos haya invitado a alguien con una habilidad útil .. ¿Verdad?
Dirigió una mirada vengativa hacia K, haciendo más evidente que la indirecta estaba creada exclusivamente para él.

Cabello largo hasta los hombros, color castaño obscuro, unas facciones marcadas, no justamente bonitas, sino masculinas, propias de un hombre con cierto salvajizmo, agresividad en el rostro. La camisa polo combinaba perfecto con su pantalón deportivo, sus zapatillas color negro concluían esta vestimenta sencilla e informal ; siguió los pasos de Auroxia, Au, para resumir, como obediente, hasta toparse con esa cantidad de gente, él que no gustaba de la muchedumbre, menos de la pretenciosa Aristocracia llena de monos, ienas y lagartos, se mantuvo a raya, lejitos del montón de gente sin perder de vista a Au, divisó a Sanada en el centro de la muchedumbre: "Seguro se envició en el casino, ojalá no lo saquen por intentar quebrarlos"; se dijo en su fuero interno, luego las palabras de Au, el evidente interés y su comentario, intento de crítica, no causo otra cosa que hacerlo reir discimuladamente, se cruzó de brazos y espero a ver si saldrían de allí o se quedarían para ganar más dinero, una u otra opción no eran justamente llamativas, así que tomó una rápida decisión, dió media vuelta y se dirijió hacia la cubierta del Crucero, era enorme el maldito barco, habitaciones por todas partes, piscinas, mall, casino, salón de juegos, tenía de todo, era una pequeña ciudad en alta mar aunque por la exclusividad no era posible encontrarse con personas medianamente humildes, salvo excepciones, sino adinerados con infulas de Dones y mujeres mal acostumbradas, viejas reinas de belleza y caza fortunas, se preguntaba como carajos haría para no lanzarse al mar o peor, lanzar a todos al mar por el tedio que le causaban todos y cada uno de los que estaban a bordo, al menos la exclusiva mayoria. -Bueno, supongo que puedoo dejarme de tanta fanfarronería, ser mordáz invierte mucha energía... mejor disfruto esto y que sea lo que deba.- Hace tantísimo tiempo no tenía vacaciones y no iba a dejar que su caracter de mil demonios arruinara lo bueno que pudiera traer eso, se dispuso a reposar los brazos sobre la baranda de Proa que daba a una vista espléndida de mar abierto, el sol en lo alto, la brisa marina, bellas mujeres... ¿qué más se le puede pedir a la vida?.

Cantidad de envíos : 10 Fecha de inscripción : 26/02/2009

Es curioso, de un momento a otro este juego ya no me parece tan divertido. Por el contrario, es tedioso y carece de esa emoción que tanto me hace falta.

- Un silencio fúnebre irrumpía al interior de aquel recinto tras las palabras emitidas por aquel versátil jovencito. Todos en aquel lujoso salón sabían el significado y peso de aquellos vocablos. Algunos magnates le hacían señas a sus subordinados para aproximarse al área cercana a la máquina, otros arreglaban sus vestimentas para obtener mayor comodidad y agilidad. Es de esta forma como se preparaban los acaudalados y ambiciosos para el suceso que ha de acontecer en aquel lugar en un futuro bastante próximo. Aquel individuo de aspecto sencillo, con un sobrio semblante y con un fulgor distinto en su mirada, se colocaba de pie parsimoniosamente, llevaba ambas manos a sus bolsillos y comenza a sustraer las piezas metálicas de tanto potencial y valor, las arrojaba hacia arriba y lejos de él para obsequiarlas a su público, un motón de perros salvajes que luchaban a muerte por un puñado de aquellas "joyas". Tras haber evadido a la multitud, se acerco con cuidado y con un caminar solemne hacia la dama, su compañera, y le entrego su reloj de faltriquera, acompañado aquel acto por un par de palabras.-

Guarda esto por favor, Auroxia. Iré al mar un momento, quiero nadar en él y probar sus olas. ¡Cuida mi boleto!

- Acabada aquella frase, ascendió por las mismas escaleras que lo condujeron a aquel templo del vicio, recorrió la borda con lentitud hasta pararse junto a su otro camarada, de nombre K, y depositó un par de fichas sobre la cabeza de este, antes de que su cuerpo se arrojase por la borda y degustara de la caída hacia el océano, mateniendo una sonrisa y perdiéndose entre lo azul del mar.-

Admin Cantidad de envíos : 93 Fecha de inscripción : 16/02/2009

Cuando el joven ejecutó tal caridad con las monedas colocó las manos juntas frente a ella para recibir algunas por inercia, que tintinearon al caer en el bolsillo de su vestido blanco mientras sonreía satisfecha.
Pero la sonrisa se borró al escucharle decir que buscaba sumerjirse en el mar, incluso una gota pareció cayer cómicamente de su sien cuando sostuvo el reloj .. ¡Realmente pensaba hacerlo!
Se dió la vuelta para seguirle pero al dar el primer paso se detuvo.. Si Sanada no volvía, la habitación sería sólo para ella.. Ya encerraría a K en el cuarto del servicio o en la sala de máquinas, era lo de menos.
Así que se puso el reloj, sonrió animada y se dirigió a la salida del casino para volver a la cubierta, donde momentos antes ya se había anunciado la salida del barco y ahora este había partido del puerto con tranquilidad, dejando atrás poco a poco la imágen de los otros barcos y los edificios.

Avanzó hacia el barandal y apoyó los antebrazos en este para quedar inclinada con suavidad mientras el viento le mecía el cabello y le refrescaba el rostro, hasta que escuchó la caída de Sanada en el agua haciéndole expresar un "Yey" en voz baja.
La vista era sin duda excelente, las aguas azules y el cálido sol no se quedaban atrás, pero sin duda eran en su mayoría opacados por la variedad de hombres atractivos, de distintas nacionalidades e incluso sólo vistiendo cómodos pantalones deportivos para correr alrededor de la gigantesca cubierta, presumiendo sus esculturales figuras y sus galantes rostros, no podían faltar los hombres de negocios que se encontraban trabajando en sus laptop en las sillas del sitio, con sólo una camisa arremangada y una corbata desaliñada, eso era el paraíso..
Otros hombres sólo paseaban con playeras de resaque, otros estaban en traje de baño dispuestos a entrar a la piscina.. Y otros.. Eran como K.
Sintió que su paraíso pefecto se esfumaba al verlo, no resultaba parecido a ninguno de esos hombres y solo estaba quieto, comiéndose a las muchachas con los ojos, era incorregible.
Amablemente, un hombre se acercó a ella y le invitó una limonada, era un excelente partido para empezar al crucero por lo que aceptó, intentando escabullirse a la fuente de sodas sin que K arruinara su cita perfecta al hablarle.

Estaba perdido en sus propias divagaciones, el mundo, la vida, el mar que poco conocía, era la primera vez que estaría tanto tiempo en él y eso era ciertamente gratificante, pero de repente algo frio le toca la cabeza y luego una sombra saltó por la borda y ¡SI SEÑORES!, no era un suicida, era Sanada que estaba haciendo sus cosas raras las cuales también compartía pero no se mojaría aún, antes se divertiría un poco en el casino, ya que no están ellos dos en él cosa que no le agrada, prefiere ser diestro frente a desconocidos y pasar como soquete frente a los cercanos, por cosas de ambiente, cosa que sólo él comprendía. Llevó la mano derecha a la cabeza recibiendo un par de fichas de unos cuantos cientos de dólares cada una, eran justamente lo que quería, dinero fácil en la palma de la mano, lanzó una moneda al aire como señal de animo y la atrapó en la misma mano, se dió media vuelta y aunque notó a Au cerca con un caballero sobre ella, no reparó en eso, de hecho practicamente pasó inadvertido el hecho; Era curioso que alguien como él, serio, huraño, con cara de sangrón fuera atrayente , pero en efecto esto sucedía, algunas mujeres pasaban por su costado y él no le negaba la mirada a nadie, menos a una bella mujer, eso podría ser tomado como algo pervertido, pero todo lo contrario, simplemente él jamás le va a desviar la mirada a nadie, demasiado orgullo y tal vez algo de ego- Bueno, el casino me espera, tengo tiempo suficiente mientra Au estafa al pobre crédulo y Sanada se sube de nuevo al barco, eso sino lo deja...- Hechó una ojeada porla borda, notando que Sanada no estaba pero sin preocuparse, sabía que siquiera en el ancla pero estaría a bordo en poco tiempo. Caminó por la cubierta como si fuera crucero propio, con un porte y estilo sobervios, luego bajando las escaleras y cruzando hasta la mitad del casino se acercó a la esa de Poker- ¿Hay lugar para uno más?- Preguntó con tono de voz cortés y apropiado, el repartidor le hizo una seña con la mano para que tomara asiento y entonces el buen K se hizo a su puesto. -La apuesta mínima de la mesa son 100us Caballero- Sin mediar palabra sacó un de las fichas, modesto y duditativo, para arrojarla en la mesa, así empezó el media día...

... eran ya pasadas las 2 de la tarde, aproximadamente dos horas jugando y K ya estaba en la mesa V.I.P, apuestas mínimas de 1000us en cada mano, ¿cómo se logra esto?, fácil, cuando sabes contar las cartas el poker es como un juego de niños, además los buenos Bluff nunca faltan, hay que despistar al enemigo. K ya estaba algo ambriento y tenía sed, el licor que pasaban por las mesas no le calmaría la sed, así que sin decir más se retiró en su última mano, había logrado multiplicar esas dos fichas en una generosa suma y por supuesto ganarse una reputación en el casino. Retirándose de la mesa, volvió a subir a la cubierta para ver si aún estaban por allí aquel par de acompañantes, sino los ve pues entonces irá a conocer el mall y tal vez almorzar en un buen restaurante, ahora sí tiene dinero de sobra para regalar si quisiera-Los pequeños placeres de la vida... - Se dijo a sí mismo, mientras una atractiva joven, soltera, lo supo cuando miró sus manos y no tenía anillo ni marcas de portar uno, pasó por su costado y además de sonreirle le guiñó un ojo. - ¡...! - No pudo evitar sonrojarse, su modestia en ese campo es mucha, sin embargo no se quedó innerme y devolvió la sonrisa con una de igual nivel y una pequeña inclinación de la cabeza, luego de ello cada uno siguió su camino, él a la cubierta y ella... el día aún no termina.-

Cantidad de envíos : 10 Fecha de inscripción : 26/02/2009

- Ahí estaba él, inmerso en las profundas y oscuras aguas del océano sin compañía alguna más que la flora y fauna marina que podía vislumbrar a través del liquido cristalino en el cual yacía suspendido. Estaba maravillado con lo que sus ojos le permitían contemplar, un sin de peces y flores de distintos colores y tamaños, un paisaje único que sólo podía ofrecer aquel umbral donde la refulgencia del sol se volvía parcial y tenue, creando un manto de sombras bajo sí donde debían encontrarse criaturas aún más espectaculares que las ya divisadas. Para pesar suyo, el oxígeno que había recolectado tras una breve inspiración casi había sido consumido en su totalidad, por esta, razón decidió nadar nuevamente hacia la superficie, sin pensar que al alcanzarla hayaría una sorpresa no muy grata.- ¿Dónde está el barco? -Interpelaba para sí mismo mientras miraba a su alrededor rapidamente buscando algún vestigio de tan imponente navío, y no fue sino hasta que observó hacia el horizonte que pude avizorar la silueta de aquella embarcación, estaba unos cuantos kilómetros ya dentro del mar y apenas si podía distinguirle correctamente; se vio obligado a decidir, ahí, sobrenadando en el agua. Podía volver al puerto y perderse las vacaciones de su vida, o explotar su condición física e intentar alcanzarlo nadando, para él la respuesta fue obvia, así que tras un solemne suspiro y un efímero parpadear de sus ojos se impulso con toda su fuerza y más en dirección al barco, enfrentándose al oleaje cara a cara, avanzando y retrocediendo de manera eventual, y perdiendo sus energías y ánimos conforme recorría la enorme distancia que el barco le mantenía, y que desgraciadamente para él, hacía crecer sin mayor esfuerzo...-

Estoy exhausto, no sirvo para esta clase de ejercicios... - Departía a un cardumen que se encontraba a un par de metros suyo. Aquella enérgica reacción le duró un par de horas, y pese a que su cuerpo está bien entrenado, jamás se había enfrentado a los obstáculos que el océano deparaba en su inmensidad. Hambriento y exhausto, mantenía aún su sonrisa e imaginaba los lujos y placeres que debían estar disfrutando sus compañeros, y que aún no tenía su boleto. El movimiento de sus piernas para mantener su cabeza fuera del agua poco a poco comenzaba a detenerse, su condición era crítica y el movimiento del mar no lo estaba ayudando, pensó por unos segundos: Qué final tan hilarante me he ganado. - Su pensamiento tuvo una corta duración, pues frente a él y de la mismísima nada aparecía un imponente barco que alzaba glorioso una bandera negra con un extraño pictograma del cual sólo distinguía un cráneo humano. Abordo de él, luego ser atrapado por una de sus redes, miraba curioso a sus tripulantes: una docena de hombros y mujeres de apariencia temeraria, con músculos bien pulidos y armamento acorde a la generación y de la mejor calidad. Explicó su situación con calma mientras enseñaba una última ficha metálica que pudo guardar del casino.- Olvidé subir a un elegante buque que zarpó en aquella dirección- Señalaba con el dedo índice de su mano derecha mientras poco a poco comenzaba a ser rodeado por aquel grupo de personas, pero él, sin notarlo por la ausencia de energía.- Quiero disfrutar de los lujos que trae ese navío, ¿podrían llevarme por favor? - Sólo alcanzó a visualizar una sonrisa ladina y maliciosa en todos los sujetos y su capitán. Para cuando despertó, tenía sus manos y pies atados con una cuerda y un buen nudo, permanecía amordazado en una oscura habitación mientras escuchaba conversaciones y tácticas para zaquear el crucero, pensó: Al parecer podré disfrutar aún de mis vacaciones.-

Admin Cantidad de envíos : 93 Fecha de inscripción : 16/02/2009

Pasó aquellas tranquilas horas charlando con el hombre, le resultó una persona muy entretenida y amigable, además de apuesto y adinerado.. Pero le faltaba algo.
No era "molestable"
Después de haber bebido y comido lo suficiente a cuenta del muchacho, se despidió con una amable sonrisa y se marchó a su camarote, la verdad era que las personas demasiado animadas le causaban una prolongada jaqueca que sólo podría calmar con una alta relajación, así pues, fue a tomar una ducha a su morada.
Se introdujo en la cámara de cristal violeta y se duchó con la confianza de que ninguno de los chicos se atrevería a aparecerse en el camarote, probablemente uno estaba ahogado y el otro posiblemente estaba gastando dinero a lo bestia, eso le resultó mejor.

Al terminar salió envuelta en una toalla y buscó entre los muchos objetos que había hechado en su gran bolso naranja, estratégicamente bien acomodados para que pudiesen ser cientos, pero cientos de objetos y ropas las que había incluído en este, que no parecían ser demasiadas a la vista externa de la misma.
Extrajo de este un elegante vestido color vino strapless, ceñido de la cintura y con una caída sedosa que se adaptaba a sus caderas hasta llegar a poco más arriba de las rodillas, después de añadir un par de zapatos sin correas de tacón mediano y de cepillar y perfumarse el cabello apropiadamente salió para recibir la nueva entrada del atardecer en el salón principal, donde segúramente habría una fiesta de donde se aprovecharía de un jóven soltero que cubriera el resto de sus gastos en la noche, tenía dinero, peor .. ¿Porqué gastarlo si habría muchos dispuestos a hacerlo?

Apareció en el salón en silencio, con sólo el eco de sus tacones como advertencia de su presencia, efectivamente se estaba llevando a cabo una fiesta y no pensaba perdersela, con disimulo se coló entre lo que aparentemente era una boda y tomó asiento en un amplio sofá en forma de media luna, contemplando a la "felíz" novia y a su esposo, partiendo el pastel mientras eran bañados por luces de cámaras digitales.
Curiosamente, comenzaba a sentirse sola.
- .. ¿Dónde estarán ese par de locos?
Al parecer le había llegado un extraño remordimiento.

Pasó a la cubierta luego de esa entretenida sesión de casino, infortunadamente no había nadie conocido, así que siguió con lo que tenía en mente y se tomó el tiempop suficiente para conocer cada sección del crucero, el sauna, el gimnasio, salón de recepciones, el mall, el pequeño centro de entretenimiento con aparatos tecnológicos, era impresionante la cantidad de personas que habían, para ser algo costoso el número de adinerados era mayor al que esperaba. Hizo un par de compras en el mall ya que había salido deprisa y no había tenido tiempo para empacar ropa adecuada para uan reunión de gala o cosas así, típico del ambiente Burócrata, además de ello también se hizo a una bella cámara semi-automática, tomar fotos es una de sus pasatiempos favoritos y teniendo dinero, ¿por qué no?. Hechas las compras decidió ir a cenar algo a uno de los varios restaurantes en el ala de comidas, eligio uno Italiano por su afición a las pastas, Sin duda el dinero no es lo más importante ni lo mejor de la vida, pero como ayuda a sentirse mejor...", pensó esto mientras pasaba le tiempo en esamesa para uno del restaurante, luego de haber terminado pagó su cuenta con la debida propina y se encaminó a la habitación. Habiendo llegado a ése lugar se fijo en las cosas que habia fuera de lugar, obviamente alguien se había estado bañando, usó un perfume delicioso, claro, era Auroxia la portadora de esa fragancia, como habían acordado él no entró a la habitación, buscó un sitio apropiado para dejar las bolsas con las compras, otro sitio para la ropa que había traído y se dispuso a ducharse, una revitalizante sesión de agua fría, el calor era impresionante al medio día y no quería oler mal.

La tarde caída, ya casi podía decirse que era de noche y se le había ocurrido usar algo más formal para darle la bienvenida al ocaso así pues se vistió con un pantalón en fresco algodón color camel, una camisa blanca manga larga en algodón también y una zapatos veraniegos, estilo mocasín en color camel también, sin medias y sólo para hacer complemento unas gafas de sol color negro que concluían el atuendo completo, sobrio, acorde con el clima y el sitio, apto para toda ocasión, es casi como si hubiera sido vestido por un sastre. Se dirigió de nuevo a cubierta, dejando todo en orden como sino hubiese hecho nada allí; De nuevo pasó las escaleras, los pasillos y se encontró con la inmensidad del mar abierto, el horizonte trazado en ése absorvente azul y naranja entremezclado, pocas nubes y una brisa marina exquisita, no sabía dónde estaban los otros dos, pero él, muy personalmente, se sentía pleno y cómodo, por ahora no iba a decir nada que en verdad no le nazca, nada de bromas, nada de comentarios salidos de tono, nada de chalatanería, será simple y sencillamente él mismo.

Cantidad de envíos : 10 Fecha de inscripción : 26/02/2009

- Empapado por el agua del océano, lejos de aquella fortaleza paradisíaca y rodeado por burdos y salvajes piratas, Sanada, degustaba de sus paradójicas vacaciones. Sentado sobre la cubierta fría de aquella oscura habitación meditaba sobre su próximo plan de escape, y cómo eludir a la fémina guardiana que vigilaba todos sus movimientos. Obviamente esta proeza para el no significaba reto alguno; Safarse de sus ataduras fue relativamente sencillo, pero más fácil aún fue dejar inconsciente a la dama que impedía su escape.- Un golpe en la región del tronco encefálico con la fuerza suficiente puede enviar a dormir a cualquiera... Buenas noches querida. - Susurraba al oído de aquella doncella mientras las amarras caían desde sus brazos y pies tras haber ejecutado todas sus maniobras de huída de manera intrépida y ágil. Caminó cuidadosamente por el suelo de madera del lugar y apoyo su oído sobre la puerta que servía de umbral al mundo exterior, ahí, escuchaba atentamente la conversación que un grupo e piratas sostenían con su capitán. Hablaban de la forma en la cual atacarían la nave dentro de un par de minutos y el lugar en el cual dejarían el botín tras el atraco. Capturarían un par de mujeres y el resto los arrojarín fuera del barco, un plan perfectamente calculado, considerando el tiempo y la nubosidad que se presentaba tras la caída del sol, la neblina a esas horas y la marea. El joven decidió permanecer al interior de la habitación, tomar acciones en este minuto podría resultar arriesgado para él, lo mejor era aguardar al momento del ataque, sería la oportunidad perfecta para escapar y tomar cartas en el asunto, aprovechándose del caos y la confusión que causarían estos guerreros del mar, todo aquello sucedería dentro de un par de minutos.-

¡Hemos llegado capitán!- Gritó uno de sus subordinados mientras el barco se detenía a escazos metros del inmenso buque de placeres. Para poder abordar en él emplearon un sencillo mecanismo de cuerdas y garfios, enganchando estos últimos en las barandillas de la borda ascendieron lentamente por la soga hasta adentrarse sigilosamente al interior del crucero. Uno de aquellos piratas dañó el sistema de provición eléctrica del navío, apagándose las luces del lugar inmediatamente, y con la escaza luz que proveía la luna, decidieron actuar, siempre silentes y armados con sables y pistolas. Para ese entonces, Sanada ya había escapado de la habitación, se encontraba sobre la proa del barco buscando algún implemento con el cual defenderse, halló uno que le pareció útil y bastante cómodo, una vieja escoba. Con ella y sin hombres que vigilaran sus acciones, trepó por las cuerdas que había instalado los piratas, y se infiltró en una de las habitaciones. Estaba decido a detenerlos, pero antes pensó.- Debo pedirle a Auroxia mi reloj y mi boleto.

Admin Cantidad de envíos : 93 Fecha de inscripción : 16/02/2009

La boda había transcurrido perfectamente, incluso los invitados comenzaban a embriagarse al ritmo de la creciente música, que subía de tono cada vez que la gente demandaba más movimiento, más diversión.
Pero no se estaba divirtiendo lo suficiente, había tenido que comentar sobre la boda con las personas que la rodeaban para no aburrirse, definitivamente no podría decirles comentarios sarcásticos o cínicos porque sus frágiles mentes no lo soportarían, ahora se arrepentía de haber dejado atrás a sus dos compañeros de viaje.
Se levantó de su asiento y caminó a través del salón repleto de personas alocadas que aullaban con la música, y así se encaminó a la cubierta, comprobando efectivamente que la noche ya iba muy avanzada, de seguro el crucero podría lucir como la única señal de luz esa noche, puesto que la luna había decidido tomarse un descanso para no aparecer en ese momento, de repente escuchó al otro lado de la cubierta un fuerte sonido similar a un golpe, después repetidos pasos de eco metálico que parecían ser pasos ... ¿¡En el barco!?
- Sanada.. ¡Tardaste demasiado!
Caminó con pasos molestos y enfurecidos hacia el aparente muchacho que no había visto hasta ese entonces, pero se atrevió a suponer que se trataba de él .. No cualquier pasajero se iba a dar el lujo de ponerse a saltar de la borda por el mero capricho de ir a dar un paseo acuático como si se tratase de una intrépida sirenita.

Apoyó las manos en el barandal y se asomó lo suficiente para comprobar la presencia del chico, pero ahí no había nadie.. Sólo una soga rota que se enredaba forzosamente en uno de los barrotes del barandal, de repente unas manos sujetaron su boca con fuerza y con un golpe intentaron succionarle hasta una habitación a oscuras, aquella que se cerró después de que ambas personas entraran .. ¡Si era Sanada, debía asegurarse de que sus partes íntimas fueran separadas de su cuerpo en caso de que intentase hacerle algo sucio!
Pero .. No podía tratarse de él, olía demasiado a sal y tenía el cabello largo, espeso y podría jurar que maltratado .. Era otra persona ..
Lamentablemente no era el día de suerte para ese ser, puesto que encontrarse con ella en una situación que la incomodara podría resultar muy, pero muy doloroso para el atrevido.
Pero .. ¿Había .. Piratas en el crucero?
Al parecer otro barco también planeaba asaltar el cómodo viaje, eso sumaban a dos barcos piratas.

Pasó el tiempo a una vertiginoza velocidad, K apenas estaba consciente de la hora cuando entre sus pensamientos una sombra se acercó por su costado, volviendo en sí giró el rostro para encontrarse de nuevo con ésa hermosa joven de hace horas, estaba ahora vestida con un traje de gala, color blanco que le holgaba por la impresionante figura atletica, en la cintura el vestido se hacía un poco más estrecho remarcando la diminuta cintura de la mujer que usaba el vestido además de resaltar a su paso las caderas, era sobervia la figura de esta mujer que le miraba con un coctel en cada mano, increíble; Ella le ofreció uno de esos cocteles a lo cual K sin demora respondió tomandolo en la mano, al paso de ofrecerle un ademán de agradecimiento con una sonrisa y una sutil inclinación del rostro.- Bueno, hay coincidencias que definitivamente son más que bien recibidas, Señorita...- Y entonces ella, educada, dijo su nombre para así iniciar una platica amena con el Caballero, estuvieron paseando a lo largo y ancho de la cubierta por un tiempo, en ello K se enteró que ella venía de uan boda realizada a bordo, que era la hija única de un magnate que había ganado su fortuna en el negocio de bienes raícez, inclusive logro sin esfuerzo hacerle hablar de sus fantasías y cosas sosas que suelen hablar los del común, sin emabrgo no sólo eso, ella demostraba inteligencia, criterio, definitivamente era un partido de mujer, una joya esperando ser descubierta por un orfebre.

De pronto un ruido extraño fuera de borda llamó la atención de K, se asomó por un momento a ése costado de cubierta dejando a su acompañante por un instante, se fijó de un barco con una increíblemente ridícula bandera con un cráneo en la mitad, "Esto es el colmo, ¿Piratas?, demonios esto parece Peter Pan, que mala suerte, ahora me van a arruinar las vacaciones", pensó justo al ver eso, luego las luces del crucero fallaron y era más que obvio, unos cuántos brutos querían asaltar el crucero, se dispuso a caminar con la Joven hasta la habitación que ellos tenían como propia y antes que ella se diera la vuelta K posó su mano diestra sobre el cuello de ella y ejerciendo una delicada presión en cierto punto le hizo caer en sus brazos, le dejó en la cama tan sana y salva como era posible y salió del lugar, apenas dejando sus gafas y sin haberse cambiado, estaba obscuro y apenas se podía ver a una naríz de distancia, las luces de emergencia se activaron, lo cual ayudaba, y logro tener una mejor visión de los alrededores.- "Lo primero que hacen estas bestias es bajar del barco, apuesto que son tan confiados que no dejarían a alguien en su propio barco para cuidarlo"-. De nuevo se fue camino a la cubierta mientras las personas se quedaron impávidas y confundidas por lo sucedido, nadie entraba en pánico ya que creían era una simple falla de energia, por su parte, K, a medida que avanzaba hacia el costado por donde estaba el barco se cuidaba de no llamar la atención de nadie y cuando fue el momento dió un salto sobre las barras de seguridad y fue a dar justo en la parte superior del mastil del barco Pirata, era increible lo que estaba haciendo, ¿ abordar un barco pirata? Dios, dios... el colmo. Se percató de no haber sido detectado, mientras bajaba cuidadosamente por aquél sitio.

Cantidad de envíos : 10 Fecha de inscripción : 26/02/2009

- Con celeridad, ligereza y rapidez hacia su ingreso al interior de aquel cuarto oscuro donde mantenían cautiva a Auroxia. Portaba una larga y deslucida escoba en su mano derecha y una manzana roja en su mano izquierda que ya había sido víctima de un par de mordisco de aquel avezado joven; Así es, se tomó el tiempo de deambular por la cocina del crucero antes de hacer su heróica pero innecesaria aparición. Un golpe fugaz con la madera de la escoba en la nuca de su contricante fue suficiente como para dejarlo inconsciente un par de horas, quizás más por la magnitud del golpe, de esta forma, plácido e indolente caminaba lentamente hacia su émulo derrotado, lo observó un par de minutos antes de dirigirse a él con sus palabras de la forma más sincera posible.- Amigo, debes creerme cuando te digo que te salvé la vida; La fuerza de esta mujer es proporcional a su atractivo, ¿me explicó? - Terminaba de platicar con el impedido tras expresar aquella interrogante, luego, se acercó con pasos lentos y sigilosos hasta la dama, dirigió su mirada hasta la anatomía de esta, apreciando cada ínfimo detalle de ella, mientras la luz de emergencia del pasillo adjunto iluminaba ambos cuerpos dentro de la habitación.- Era de esperarse, te encuentras en perfecta forma Auroxia. Necesito que me entregues mi reloj... - Examinaba las prendas que vestía la joven cuidadosa y respetuosamente hasta sustraer su reloj de bolsillo, el cual resguardó adentro de los bolsillos húmedos de su chaqueta.- Y mi boleto... - Registró una vez más a la fémina figura que yacía frente a él, esta vez, sin obtener el objeto que estaba buscado.- Mala suerte, debo suponer y asumir que se los entregaste a algún encargado, iré por él. - Emitía sus palabras en un tono ameno de voz y tras expresar un sutil ademán de despedida a la joven inclinando su cabeza, giraba su cuerpo lo suficiente como para enfrentar la salida, a la cual caminaba tácito y decido, girando un par de veces el utensilio de limpieza entre sus manos para demostrar la maestría que ha adquirido sobre aquel objeto, relativamente nuevo para su persona. Conforme se alejaba de la mujer de aquel lugar, su figura se perdía sucesivamente entre la penumbra que se apoderaba del pasillo, sólo palabras fueron la última memoria que dejó en aquel lugar, todas dirigidas a Auroxia. Está demás decir que te cuides, aún así, creo que es correcto hacerlo pese a que tu habilidad en este tipo de "ejercicios" es muy superior a la mía... ¡Cuídate camarada, nos veremos más tarde!- Fue todo, había desaparecido completamente del lugar y se encaminaba por otra senda que lo llevaría a finiquitar la resolución de este problema.-

Admin Cantidad de envíos : 93 Fecha de inscripción : 16/02/2009

Se encontraba lista para aplicarle una llave al desafortunado cuello del marino cuando Sanada le arrebató su diversión tan cruelmente, acto que la dejó quieta pero molesta.
Se quedó quieta mirándolo perpleja y enfurecida, los puños se encontraban muy cerrados a los lados de sus caderas viéndose totalmente impaciente a las interrupciones, sobre todo si se trata de la única diversión que iba a tener en el crucero.
Pero lo que más la molestó fue la acosadora mirada del chico, no le afectaba que los hombres la miraran, pero Sanada y K eran dos casos muy distintos, ellos sí podían tener acceso a ella y conocían su doble cara, la faceta brusca y enojona que pocos tienen la pésima suerte de conocer.
Entonces, cuando el tipo se vió en el suelo de inmediato se despojó de sus tacones y perdiendo toda la delicadeza que había conservado hasta ese entonces propinó una fuerte patada a la cadera del mismo para lanzarle fuera de la cubierta, escuchándose como emitía un splash al caer en las aguas, esa noche no estaba lo suficiente sádica para asegurarse de la muerte del muchacho, el cual había sobrevivido y ahora flotaba tranquilamente en la marea que le llevaba hacia su barco, de seguro iba a encontrarse bien.

Pero se le ocurrió algo malicioso, sumamente interesante.. Si los piratas atacaban el crucero y se deshacían de algunas personas, el crucero quedaría solo para ellos.. Se encargaría unicamente de defender a los sirvientes y a los navegantes para que el barco continuara con completa libertad.. Sí, una idea espléndida.. Oh, Auroxia.. ¡Qué maravilloso plan se te ha ocurrido!
Se colocó de nuevo sus tacones y se escabulló por la cocina para tomar un par de hachas lo suficiente grandes y afiladas para tener algo con que ayudar a los piratas, se ató el cabello en un moño encima de la nuca y se encaminó a buscar a los piratas a los cuales encontró momentos después intentando abrir una potente cerradura, aquella que con un hachazo abrió para ellos, al parecer no eran muy listos.
- ¿Necesitan ayuda?
Sonrió ampliamente, mientras estos emitían alaridos de asombro y le daban palmadas en el hombro para que siguiera haciendo trucos como esos, mientras la llevaban con ellos, hasta que le preguntaron que quería a cambio.
- ¡Ah! Pues quiero que después de que se lleven a quienes quieran y saqueen a los otros, yo me quede aquí, completamente sola y felíz.
Los piratas se miraron unos a otros y se encogieron de hombros.

Bajó hasta la superestructura de aquella nave que pasaba apenas por un barco menor, en complejo silencio se quedó observando movimientos a bordo, sólo notando la presencia de un marinero, o mejor pirata, en la parte de popa, estaba fumando y aparentemente relajado mientras el resto de sus compañeros estarían asaltando a los ricachones del barco, sin meditarlo mucho se dejó caer al suelo sin causar ruido alguno, avanzó por la espalda del sujeto y antes de aplicarle la misma llave que usó en la joven, se detuvo y decidio abstenerse, no quería quedarse con la deuda de qué pasaría si...

Se movió rápidamente hacia el interior del barco buscando el almacen de aquella nave, pronto dió con el sitio encontrando armas, munición, explosivos y toda una suerte de elementos para declararle la guerra a un país pequeño. Tomó un par de cargas de Pentonita, un cordon de mecha lenta y una bella Desert Eagle que había sobre una mesa, muy bella como para dejarla en manos de estos bandidos, hecho esto pues se fue en busca de la sala de maquinas, asegurandose de que el bandido que fumaba no se fijara de nada, ni tampoco se moviera de su lugar; En el cuarto de maquinas sólo dejo las cargas justo bajo el los ejes que transportabas la potencia del motor a las hélices, en el suelo, de modo que al estallar el barco no volara en pedazos sino que se hundiera rápidamente, no quería muertos sólo... náufragos, sí, eso estaría bien. No tardó mucho en dejar todo preparado, la mecha lenta lista para ser encendida, la dejó con el largo suficiente para unos 40 minutos aproximadamente, la situó de modo que no se viera, dado que era mecha lenta no levantaría mucho humo, de hecho sería minimo, además de poco olor, justamente para eso eran creadas este tipo de mechas...

Todo listo, carga lista, mecha lista, bandidos casi listos, a prender la mecha... "Ay, carajo... que buen momento para olvidar mi encendedor". No había remedio, no tenía como prender la estúpida mecha y eso le modificaba toda la agenda de entretenimiento, ¿qué hacer?, no habia otra cosa más que improvizar. Dejó la mecha justo a la entrada del cuarto de maquinas justo en un sitio practicamente invisible, miro por toda la habitación y no encontraba nada con qué crear fuego, pensaba y pensaba, miraba por doquier y aún no veía ninguna maldita cosa que ayudara hasta que: "¡Claro!, el idiota de afuera está fumando, pelotudo. En eso que él recuerda el pequeño detalle, parece que los bandidos estan regresando a la nave con el botín, se escuchan muchas voces y él sigue metido sin lugar por donde salir, de nuevo a improvizar, salió rápido de la habitación, llegando a las escaleras un par de ellos apenas aparecían y empezaban a bajar uno tras otro, K dió un brinco y se colgó como podía de una sección del techo, se quedó allí hasta que ambos tipos pasaron de largo distraidos mientras miraban lo que cada uno traía, se fijó que no viniera nadie más y cayo al suelo con tal sigilo y celeridad que aún ese par no daba cuenta de ello, se precipitó a las escaleras velozmente pero luego se detuvo, aún no encendía la mecha y... uno de los que entró estaba con el cigarrillo en la boca, no todo era malo; se levantó y enderezando su postura se movió rápidamente a la espalda del primer tipo, le puso la mano en la nuca, como si le sostuviera de esa zona y le aventó sin soltarlo de cara a la pared, mientras al otro, que apenas se daba cuenta que no estaban solos, una soberana patada en la cara lo puso a soñar, K no excedió fuerzas para no llamar la atención, habiendo estampado a uno contra la pared y al otro sujetarlos antes de caer, evito todo ruido delator, los dejo en el suelo, tomo la coolilla y encendió la mecha, hecho esto salió a cubierta sin preocuparse por tal vez encontrarse de frente con quien sabe cuantos piratas más.

» Un primer combate. (Privado con Umbra)